Llegamos al mundo llorando y nuestras madres gritando
Llegamos al mundo LLORANDO. Sí, probablemente porque nos asuste (miedo) el nuevo entorno desconocido, nos de pena (tristeza) haber salido de aquel lugar perfecto que es el útero de nuestra mamá o asco la mezcla de olores nuevos que nos rodean. Pero en definitiva lloramos porque es una manifestación emocional normal. Sin embargo, a lo largo de nuestra vida ésta se nos va limitando.
Otra expresión emocional que limitamos muchísimo es: LA RABIA o el enfado. Ésta al ser una emoción negativa, adopta formas muy desagradables, y en algunos casos conductas que pueden ser peligrosas para la propia persona o las personas que la rodean en aquel momento. ¿Solución? Reprimirla. «Nadie tiene por qué aguantar tu mal humor, si no estás contento te aguantas».
Pero lo que aún me sorprende más es cuando se limita la expresión de la ALEGRÍA. Esa emoción tan sana y reparadora que necesitamos todos para sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás. Pues ella también tiene: un volumen de voz adecuado e inadecuado, unos movimientos corporales limitados, etc.
Los niños felices son movidos y ruidosos
Este tema fue motivado por una cantante Sarah Blackwood, quien se encontró en una situación muy incómoda: su hijo de 23 meses lloraba en el avión y la amenazaron de hacerlos bajar del avión por estar incordiando a los demás pasajeros (la historia en breve).
Y es triste, pero PASA. Miradas y comentarios en restaurantes cuando tu hijo se pone a hacerte la ravieta «típica» de no querer comer, o en el autobús si tu hijo expresa abiertamente su alegría de ir en transporte público encima de las rodillas de su mamá en vez de en su silla del coche. Los hay que te llegan a proponer que no salgas a lugares públicos si no sabes educar a tu hijo. Otros optan directamente por el plan de «restaurantes libre de niños».
Yo personalmente pienso que es buena idea que se establezcan espacios específicos sin presencia de niños, pues los que los tenemos agradecemos tener un espacio de silencio en el que disfrutar de nuestra comida sin gritos a nuestro alrededor. Sin embargo, en el resto del MUNDO, los niños deberían ser autorizados a ser niños: gritar, saltar, jugar…
Por otro lado también están cada vez más de moda los restaurantes con un espacio especial para que los niños. Una fantástica idea, pues en vez de esperar de un niño de 3 años que se esté sentado y callado durante 1 o 2h, darle la opción de canalizar esa energía haciendo alguna actividad interesante para él e parece mucho más adecuado.
Niños ROBOT para la sociedad
Finalmente lo más chocante para mí, es ver como para las fotos llegamos a pedirles que «hagan como si lo hubieran pasado genial y griten «uuuaaahhh»», «salten para la foto»o «corran por la playa». Pero el resto del tiempo que estén immobiles y calladitos para dejar hablar a los adultos.
Nos gustan estas fotos porque transmiten la energía positiva que tienen los niños. Porque, una foto con movimiento y risas es una foto con alegría. Porque un niño felíz es un NIÑO RUIDOSO Y MOVIDO.
Lo que pareciera es que con lo niños tal y como son no se pudiera vivir en sociedad. Pues contrariamente a lo que se piensa, todos ser humano (da igual la edad que tenga) a menos que tenga una condición mental que se lo impida, es un ser social por naturaleza. Por lo que su naturaleza va a llevarlo a querer formar parte de un grupo. Y sin duda, del grupo de su unidad familiar de referencia, del que más. Por lo que indicandole con cariño aquellos comportamientos que os agradan, él o ella irá modelando su comportamiento para lograr agradaros.
Sin embargo es importante entender que, cuando un niño salta de alegría o grita de rabia simplemente esta viviendo cada momento (bueno y malo) al máximo. Para ellos la emoción que sienten es igual de intensa estén dentro de un aula o en el patio. Es con EL TIEMPO y MUCHA PACIENCIA que aprenderán estas diferencias.
Por lo que yo propongo que, al igual que entendemos, respetamos y enseñamos a los niños que las personas mayores: caminan más lento, se quedan sordas y necesitan que les hablemos más alto, etc. Es importante entender, respetar y enseñar a los que aún no lo sepan que los niños: hacen ruido, se mueven y expresan sus emociones (a menudo) de forma extrema.